Los materiales tales como rasilla, morteros y baldosas que componen las terrazas y azoteas, no son impermeables por si mismos, caracterizándose por un muy alto grado de absorción.
La absorción de los materiales y la nula deformabilidad de las juntas de mortero entre las piezas, provocan una lenta degradación de la terraza. La aparición de hongos y otros microorganismos contribuye también al deterioro.
La acción constante del agua y de los cambios térmicos acaban provocando la aparición de vías de penetración del agua.
El deterioro de los componentes de la terraza y las vías de agua hacia el interior degradan progresivamente los revestimientos decorativos tales como escayola, pintura, yeso, etc.
Los sistemas de impermeabilización tradicionales, como las telas asfálticas se hacen rígidos con el tiempo y se rompen, lo que se traduce en altos costes de reparación y mantenimiento.
El material idóneo para realizar una perfecta impermeabilización debe ser:
- Altamente resistente a los cambios de temperaturas.
- Resistente a las agresiones del medio ambiente.
- Impermeable al agua / permeable al vapor de agua.
- Resistente a la alcalinidad del soporte.
- Fácil de mantener
Para obtener una buena impermeabilización resulta imprescindible tener en cuenta todas las operaciones básicas que aplicaremos en las fases de limpieza, restauración y aplicación para obtener un acabado existoso:
Limpieza y desinfección
Restauración y reparación de desperfectos
Preparación de zócalos y otros elementos
Aplicación del impermeabilizante